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que fueses un hombre del neolítico en que nos hallamos, transportado a 1940. ¿Cuánta
diferencia verías entre los distintos países que pudieses ver?
-Su prima Yuria usó esa misma línea de argumentación.
-¡Ah, sí, ella! -brevemente, su boca se endureció-. Algún día tendré que hacer algo
respecto a Yuria.
Se suavizó, puso la mano en la cadera y dijo, rápidamente pero con dulzura:
-Te encuentras con tan sólo dos, dos, personas de mi futuro, que siguiendo sus propios
motivos te rescatan. Durante una hora o así estás en su mundo. Te llevan luego a un
lugar que ellos escogen y te dejan allí tras haber dicho algunas frases cuidadosamente
ambiguas. Ahora, Malcolm, has tenido una educación científica. ¿Qué clase de
experiencia es esa? ¿Acaso puedes extraer conclusiones de ella? ¿Cualquier clase de
conclusiones?
»Viste lo que ellos deseaban que vieras. Oíste lo que ellos habían preparado que
oyeras. Ellos quieren que suceda algo de lo que tú eres la clave. Te han preparado para
que seas su instrumento. Ese mundo podría haber sido un mundo de Bastidores, con un
pueblo de decorados fabricados especialmente, sólo para ti. O tal vez un mundo de
Guardianes. O, y debo admitir que es lo más posible, un mundo que simplemente ha
cambiado. ¿Cómo sabes que el fundamento de ese cambio no está en una victoria de mi
bando? Creo que así deberá ser.
»Porque, Malcolm, una gran parte de lo malo que has visto en mi tierra se debe a la
guerra. Sin un enemigo, necesitaríamos menos disciplina, estaríamos en libertad para
experimentar y reformar. Sí, sé cómo es Istar, pero, ¿eres tan necio como para creer que,
hasta el más absoluto de los dictadores, sólo tiene que dar un edicto para que su voluntad
se vea llevada a cabo, totalmente? Debo usar aquello que el destino ha puesto a mi
disposición. Y ocurre que Istar me apoya. Su sucesora, y no puedo alterar las leyes de
sucesión sin debilitar peligrosamente todo mi reino, pertenece a otra facción.
-¿Yuria? -preguntó él.
-La querida Yuria -Storm hizo una mueca-. ¡Cómo le gustaría ser Koriach! ¡Y qué mal
desempeñaría el cargo!
Se serenó.
-No me sobrevaloro, Malcolm, ya has visto lo que puedo hacer. Al atrapar, con tu
ayuda, a Brann, hemos propinado a los Batidores lo que podría ser el inicio de un golpe
mortal. Hay pocos que sean capaces de montar estas operaciones temporales, y depende
demasiado de ello. Mientras Brann estaba libre, gran parte de mi energía debía ser usada
para bloquear sus golpes. Ahora en cambio, sé sobre quien ha recaído el mando, y
francamente puedo darle vueltas a Garwen pensando.
»Pero nuestro mismo triunfo ha creado una nueva serie de problemas. Mientras te
habías ido, mi fiel Hu había extendido su red de espías y sus mensajeros iban y venían.
Mis rivales, -¡oh, sí, hay mayor número de intrigas de palacio y son más oscuras de lo que
nunca podrías haberte llegado a imaginar!-, los que complotan contra mí, bajo la máscara
de amistad que debemos mantener mientras dure la guerra, han comenzado a
interrogarse sobre la postura que mantengo en cuanto a la estrategia. ¿No te insinuó
Yuria las recompensas que te daría si consentías en ser su agente en mi campo?
Lockridge se vio obligado, muy a su pesar, a asentir con la cabeza.
-Bueno, esta facción mantiene que debemos continuar concentrando nuestros
esfuerzos en el Mediterráneo y en Oriente. Ignoremos el Norte, dicen, no tiene
importancia; aunque la conquista indoeuropea llegará necesariamente hasta el sur y el
este, permanezcamos allí para impedir que tenga valor para nuestros enemigos. En
cambio, yo digo: abandonemos estas regiones, mantengamos tan sólo una fuerza para
cubrir las apariencias, mientras los Batidores concentran allí a sus mejores hombres;
mientras tanto, creemos en el norte un bastión, desconocido para ellos, que dure un millar
de años.
Apartó la atención de su rostro y de su curvilíneo cuerpo, para decir, con menos fuerza
de la que había pretendido:
-¿Es por esto por lo que ha traicionado aquí a la gente que confiaba en usted?
-Ah, sí -suspiró Storm- he llamado a los Yuthoaz, y a los constructores de megalitos no
les gusta. Malcolm, hice que leyeses libros y estudiases en el Museo Nacional Danés.
Deberías conocer los hechos arqueológicos. La nueva cultura está llegando, y moldeará
el futuro, y nada que podamos hacer tú o yo hará desaparecer lo que estas reliquias
prueban desde sus vitrinas. Y sin embargo, podemos controlar los detalles, de los que no
dicen nada las reliquias. ¿Acaso preferirías que los recién, llegados tomasen Dinamarca
como han hecho con la India, mediante matanzas y esclavitud?
-Pero en el nombre de Dios, ¿qué es lo que son, los Yuthoaz para usted?
-No podía tener aquí por más tiempo a los Ingleses -dijo ella-. Han sido enviados de
vuelta a su tiempo. De hecho, hasta he enviado de vuelta a los agentes que estuvieron
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